En la cuenca minera de Asturias siempre encuentro imágenes que me sorprenden. Como la impactante la fotografía del cementerio de Moreda de Aller (Asturias) totalmente pegado a la mina del pozo San Antonio.
Sólo los separa un muro muy bajo. Desde las tumbas podemos ver el castillete de la mina como si se tratase de un monumento funerario más o de una escultura fúnebre. Parece que ubicaran el cementerio a posta colindante con la mina, como si formara parte de las instalaciones o del protocolo y de los pasos a seguir por los trabajadores. Así lo tenemos todo cerca y a mano. De la mina al cementerio sólo hay un paso.
Quizá el hecho de ver a todas horas el cementerio haga pensar al minero en tomar todas las precauciones del mundo para no acabar al otro lado del muro. O tal vez, sirva para consolarse. «Qué duro es picar carbón pero peor sería si estuviera muerto». El paisaje del cementerio de Moreda en un día gris de invierno y de niebla me pareció fantasmagórico y fascinante. Como fascinantes y peculiares son muchos pueblos y rincones de la cuenca minera de Asturias donde se fusionan las casas con el pozo de mina, los habitantes, el chigre y el paisaje natural e industrial.